domingo, 28 de octubre de 2012

Cuál es tu sueño?

Siempre fui una niña atípica. Al principio, cuando todos querían ser famosos, etc... Yo soñaba con ser gitana: y es que, veía en las películas que vivían en la naturaleza, solas, y bailaban alrededor del fuego y sentía que era eso lo que quería, sentía su fuego.

Cuando mis padres me explicaron que ese sueño era imposible, llegó la etapa de las profesiones curiosas: uno quería ser payaso, el otro astronauta... Yo soñaba ser como Teresa de Calcuta, y nadie entendía. De nuevo, por la inocencia, no se entendía por qué: deseaba ver la felicidad de las personas a las que ayudaba. Eso me costó más de un susto, pues las señoras mayores, cuando les ayudabas con la compra, pensaban que les ibas a robar.

Cuando todos soñaron entonces con ser veterinarios, médicos, bomberos o policías, yo soñaba ser psicóloga, porque no entendía cómo el ser humano era tan simple pero a la vez hacía todo complicado. Al menos todo lo que tocaba.

También soñaba ser periodista, porque sabía que tenía que existir más gente como Calcuta o como Gandhi, que pasaban inadvertidos porque a nadie, salvo a pocos como yo, les importaba.

En algún momento intenté seguir ese sueño, y me perdí en él.

De todos he aprendido mucho, y me llevo recuerdos que me han mejorado como persona.

Porque hoy, sintiéndolo mucho, nadie se preocupa por sentir, vive en cortinas de humo continuas y no se atreven a moverse mucho más.

Cuando comprendí eso por primera vez, culpé al sistema, y como un Che o un Zapata, intenté liberar a los que no podían ver eso. La lucha nunca llegó a la suela de los zapatos de Gandhi, pero aún así cada vez más personas se sumaban a los gritos.

Soñaba ser como ellos... Pero me equivocaba. El problema es aún si cabe, más profundo que el que combatía en ese sueño, y su descomposición sería casi una misión imposible.

Porque en algún momento entendí mi sueño de psicóloga, cuando os vi culpar a todos de vuestros propios fallos, como a mi me pasó no hace tanto tiempo, cuando ese sueño se tornó en pesadilla.

Finalmente, soñé con dar a los demás lo que me gustaría que me dieran a mi, recogí familias sin techo, y me recogieron a mi. Di comida al hambriento, y me la dieron también. Regalé dinero, y ellos me regalaron a mi.

Así que, a lo mejor, el planteamiento que nos hacemos va más allá que lo que estamos viendo.

Quizá, tal vez, el problema seamos nosotros mismos, como individuos que se olvidaron de tantas cosas importantes...

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