lunes, 1 de octubre de 2012

El paraíso de las mentiras

Queríamos el paraíso. Y en vez de volver a construirlo, rezamos para que nos lo den. En qué momento nosotros decidimos que no se podía?

Cuando la tierra llora, cuando hemos arrasado prácticamente con todo, sólo ahí nos acordamos de ese paraíso que perdimos.

Y a cuantos les costó eso la vida? Que si soy católico y tú moro, que yo negro y tú blanco, yo de derechas y tú de izquierdas...

Y sobre todo: yo tengo la verdad y tú no...

Cuántos animales y cuántas personas,víctimas inocentes,hacen falta?

Estoy harta de salir a la calle y ver bestias, que les da igual el dolor, la necesidad, sólo porque no son suyas.

Estoy harta de ver siempre la misma película en los mismos países.

Estoy harta de ver zombies en la tele y actores de zombies (los que consiguieron ver algo).

Estoy harta de la gente que utiliza la libertad de expresión como quiere, sólo tú te puedes censurar.

Estoy harta de los que piden que se renuncie a todo, cuando el que lo pide acerca el saco para llevarse el dinero.

Harta, en definitiva, de ver como todo el mundo tiene la respuesta para el cómo deben vivir los demás, nadie les preguntó.

Y empiezo a estar resignada porque veo que se nos olvidó ser libres...

Empiezo a estar resignada porque se nos está olvidando vivir, sentir, disfrutar, ser feliz, tener energía...

Tenía razón Orwell... En algún momento, no sé cuándo, empezamos a comportarnos como máquinas, con acciones repetitivas.

Pero nos hemos quedado en: somos marionetas, no hemos visto las máquinas.

Y estoy cansada, muy cansada, de negarnos y de que nos nieguen la verdad!

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