En un mundo donde el hambre y el egoísmo se han convertido en algo habitual, debemos preguntarnos por qué no funciona?
No funciona porque vivimos en un despotismo ilustrado muy bien camuflado. Tenemos dos segundos de voz y nos vamos a casa, a esperar a ver qué pasa. Un gran error que explicaré a continuación:
Qué pasaría si fuera el mismo perro, con distinto collar? Qué pasaría si fueran almas gemelas con ganas de llegar al poder?
Sobre este punto se centra David Icke en una de sus clases en Oxford. Vivimos en un sistema podrido, en el que lo importante es ganar, y dejando en un segundo plano los ideales, ni la solidaridad, ni el ser buenas personas.
Eso ha creado que personas con las mismas ideologías políticas estén en distintos partidos. Y de ese lodo vienen estos barros.
Ahora no hay que quejarse, hay que despertar, y ser conscientes de lo siguiente: la izquierda y la derecha política son lo mismo, con diferente collar.
Y no digo esto para que nos quejemos después. Lo digo para que cada uno reflexione, a partir de ahí, cómo debería ser el mundo y no lo es.
De la diversidad nacen las mejores ideas, así que es mejor opinar todos y llegar a unos puntos en común. Por votación del pueblo, no de sus representantes, que se describen como portavoces del pueblo cuando nunca piden nuestra opinión. Ni la quieren, ni la esperan. Así pues, prefiero conclusiones entre una convivencia pacífica a una sociedad manejada y manipulada por unos aprovechados.
Además de la cantidad de dinero ahorrado con esta medida.
Todos los que han robado, se les exigiría que devolvieran el dinero al pueblo, y acto seguido serían juzgados con la misma dureza con la que ellos nos juzgan y menosprecian día a día.
Se habría echo una limpieza en las ONG, porque por más que doy vueltas a las cifras, nunca salen las cuentas, y a los responsables de ese u otro delito, lo mismo que al resto.
Una ONG nunca debería cobrar a alguien que pide ayuda. Una ONG recibe ayudas de diferentes fuentes precisamente para que el afectado no deba ponerlo.
Los hospitales, y todo lo privatizado, debería ser del pueblo. Jugar con la salud ajena no debería moralmente permitirse.
Ofrecería la posibilidad de estudiar y trabajar en lo que te guste, sin tener que mendigar, prostituirse, etc para poder conseguirlo (buscar libro: el año que trafiqué con mujeres, Antonio Salas).
En un mundo perfecto no debería añadirlo, pero mis utopías últimamente van por su cuenta:
Los familiares de las víctimas enterradas en cunetas se merecen poder llorar a su familiar sabiendo dónde están sus restos. Nadie debería tener ese poder sobre algo tan personal.
Deberían escribirse la constitución y las leyes tras el consenso del conjunto, y no de unos pocos.
Nos centraríamos en ser felices con aquello que nos haga feliz, disfrutando una vida tremendamente corta para todo lo que se podría aprender de este maravilloso planeta.
La ecología, la defensa a los animales, etc serían mucho más valorado, así como aquellas terapias que hoy por hoy se nos están negando.
Por supuesto, no habría hambre en el mundo, porque nuestro impulso humano no nos permitiría ver morir de hambre a alguien, sin hacer nada...
- Despierta, es la hora de levantarse.
Cada día me cuesta más, me gusta más mi vida cuando sueño que cuando despierto.
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