El mayor problema que encontramos en el amor, por lo menos en mi caso, es salir con personas que buscan metas distintas a las tuyas.
En estos casos, no suele salir bien las relaciones, por mucho que las quieres, por el simple echo de buscar cosas distintas para un futuro soñado:
En mi última relación, ambos nos amábamos mucho, pero no salió bien por ese motivo: uno buscaba vivir de la música y jubilarse en Jamaica, mientras el otro vivir de lo que escribe y retirarse a vivir a un pueblo.
Cuando el amor entra en conflicto con los sueños individuales, suele crear una brecha que es prácticamente imposible cerrar, y sino lo miras a tiempo, suele llevar a desconfianzas del uno por el otro.
Lo malo es cuando se mezclan cosas, pensando que nos estamos desahogando, y sólo reflexionas por lo que otras personas te cuentan de su día a día.
El último artículo trataba sobre la gente tóxica, en ese libro te dice que todos lo somos en una u otra medida, y es aquello en lo que cada uno, individualmente, debe trabajar. Cuando eso se hace bien, suele traer como resultado una mayor evolución del espíritu y tener muy claro hacia dónde quieres dirigir tu vida.
Y es cuando llegas a esta otra fase que muchos vivimos en nuestro día a día.
Quizá el problema radica en que llegados a este punto, es demasiado complicado enamorarse de alguien que quiera lo mismo que tú de la vida. Por lo menos, eso es lo que creo...
Porque nadie puede obligar a que vivas si vida, no tú puedes obligarle a que viva como tú quieres vivir.
Quizá por eso, muchos amigos consideran que este camino de desarrollo suele ser solitario, porque cuanto más avanzas, más difícil resulta encontrar a alguien con quien compartas esos objetivos y esas metas que te has puesto.
Caemos en el error, o al menos a mi me pasa, de pensar por unos segundos que es el mundo el que está en tu contra, o que es la persona a la que quieres la que no te comprende... Es un error habitual, en el que debemos trabajar para no volver a caer.
Debemos mirar más allá de todo eso, recuperar la comunicación, y, como seres adultos, asumir que las direcciones de unos y otros son diferentes y que por este motivo debemos respetarlo y dejarlo ir.
Eso no hace que duela menos, al revés, duele más, porque realmente amas a esa persona, y tienes una etapa en la que el dolor marca tu día a día.
Poco a poco ese dolor y la auto reflexión hace que pases de una etapa a otra, en la que comprendes que esa persona, por mucho que la ames, tiene un objetivo en la vida que no debes frenar, como tampoco tú debes frenar la tuya.
Un abrazo a todos los que estéis en este proceso, pues es duro, pero es lo mejor para ambas partes. Mucho ánimo y no detengas tu caminar, recuerda:
Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.
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