sábado, 7 de abril de 2012

VANESA, ¿CUÁL ES TU CUENTO FAVORITO?

Hacía mucho tiempo, en un lugar perdido en el mar, existían dos pequeñas islitas. En ellas, había dos reyes, que siempre estaban en guerra porque tenían diferentes ideologías:

El primer rey, se consideraba bueno porque escuchaba al pueblo y le daba felicidad; lo malo es que nunca escuchaba a su pueblo ni lo que necesitaban.

El segundo rey, decía que él realmente sabía lo que nacesitaba su pueblo, pero tampoco escuchaba al pueblo.

La realidad, es que el pueblo de ambas islas estaba cansado, hambriento y cada vez tenían menos libertades...

Mientras, ambos reyes se peleaban entre si por el control de ambas islas, destruyendo incluso el puente que años atrás sus antepasados habían construido para unir las dos islitas y que sus cuidadanos pudieran visitar a sus familiares en la otra islita.

Así llevaban muchos años, con enfrentamientos y guerras inútiles entre ellos, cada vez con más rabia y menos argumentos.

El pueblo se asomaba a las orillas de ambas islitas soñando que, algún día, volverían a abrazar a sus familiares que, aún estando tan cerca como para verse, la enemistad de los reyes había conseguido distanciarles, pero sin caer en el olvido.

Ambos reyes estaban casados, disfrutaban de una buena vida con sus hijos, pero, para los hijos, esta guerra absurda era un disparate, y siempre reprochaban a sus padres... El problema es que, al ser tan jóvenes, les tachaban por ser demasiado inmaduros e ilusionistas, intentando inculcarles ese odio que los hijos renegaban una y otra vez...

Lo que no sabían los reyes, es que sus hijos renegaban de la doctrinas impuestas, por un amor procesado mas grande que cualquier guerra y cualquier enemistad que los padres pudieran tener.

Vanesa y Miguel estaban profundamente enamorados el uno del otro, y la distancia los estaba matando. Todos los días acudían a escondidas a la playa para poder verse, aunque fuera un instante, merecia la pena.

Vanesa había escuchado la leyenda de algunos campesinos de su reino en la playa acerca de una gran ballena que vivía cerca de las islas desde hace tiempo; muchos habían intentado obligarla a trasladar a los campesinos de una a otra isla para estar cerca de los suyos, pero, la ballena, al ver que intentaban doblegarla, ardía en cólera y se comía a los osados que habían intentado aprovecharse de ella.

Un día, con la desesperación, Vanesa tuvo una idea: ir a ver a la ballena e intentar razonar con ella, mediante el diálogo, para poder hacer su amor realidad... Y así fue: en cuanto el sol se puso, cogió comida de la despensa, y marchó a la búsqueda de la ballena. Tenía miedo, pero sabía que la espera merecería la pena.

Llegó así al punto exacto donde decían ver a la ballena y se puso a esperar... Pasaroon tal vez unas dos horas o asi, cuando la ballena se dejó ver... Vanesa, emocionada, marchó hacia ella, y, con algo de miedo aún en el cuerpo, se tiró al agua.

La ballena pensaba que sería otro más que intentaría dañarla para conseguir un fin, pero sentía curiosidad: la chica vestía con ropas que no eran propias de aquellos que la hacían daño... Así pues, se mantuvo a la espera, a ver que pasaba.

Cuando Vanesa llegó a su lado, abrió su mochila, le ofreció la comida con el cariño que un padre alimentaba a sus hijos en el reino y esperó a que la ballena aceptara su invitación. La ballena se relajó y empezó a comer esa deliciosa comida que nunca antes había probado, y sintió aún más curiosidad por la dulce jóven...

Así, Vanesa le contó que estaba enamorada del principe del reino vecino, y que su único deseo era poder estar un instante a su lado. La respuesta de la ballena no se hizo esperar: "Vanesa, soy una ballena pacifista que vine a estas islas intentando traer un poco de paz y felicidad entre el pueblo; pero, lo único que la gente había hecho hasta ahora era pegarme para conseguir un fin, por eso creo que por fin he encontrado a las personas que traerán paz a estas islas, cumpliendo mi labor; sube, te llevaré a ver a tu príncipe".

Así Vanesa consiguió ser la primera en llegar a la otra isla, disfrutar de su amor secreto y prohibido, no ese día, sino todos los días desde entonces.

El pueblo empezó a comentar el milagro obrado por ella, empezaron a quererla y respetarla, y muchos viajaban con ella en la ballena. El pueblo cambió con la acción de dos personas. El problema seguían siendo los dos reyes avaros y ciegos.

Así fueron pasando todos el año, y, los príncipes, más enamorados cada vez que se veían, querían casarse y formar una familia, querían la paz en ambas islas, pues veían el dolor del pueblo y sabían que había un tercer camino a seguir. Sabían que no sería fácil, así que fueron en busca de la ballena, que se había convertido en una gran amiga de los dos, y le pidieron consejo.

La sabia ballena les dijo sin dudarlo: sólo hay una manera de acabar con todo este sin sentido, y es el AMOR. El amor que ambos sentís cada d´´ia es más grande, está contagiando al pueblo y acabará contagiando a vuestros padres, pues he de deciros que, el fruto de este amor, crece ahora mismo en las entrañas de la dulce Vanesa.

Sorprendidos por la noticia, marcharon a sus palacios, convencidos de haber llegado el momento de hablar con sus padres, los reyes.

Varias horas tardaron en contarles todo lo acaecido en sus vidas y que callaban hasta el momento, y aún así tardaron varios días en ablandar el corazón de los mismos, pues se habían convertido, sin darse cuenta, en tiranos. Tras varias semanas de lucha, por fin cedieron en programar un encuentro entre los cuatro, decidiendo Vanesa y Miguel el punto de encuentro.

Así pues, partieron hacia la ballena, sitio neutral que se regía por el amor y la sabiduría, y, sobre ella, dialogaron los reyes durante horas. Las virtudes de los príncipes y de la ballena consiguieron el milagro: ambos reyes firmaron el tratado de paz, dejando a un lado sus diferencias, al tiempo que comprendieron el error cometido ante su pueblo.

De esa noche salió el compromiso de los jóvenes príncipes, y, de regalo de bodas, les nombraron reyes, jubilándose los padres.

La ballena se sintió entonces orgullosa y habló a los jóvenes Vanesa y Miguel: "yo soy el espíritu de vuestros antepasados, he luchado con vosotros para hacer realidad todo esto, y, ahora, debéis continuar el camino juntos, haciendo el camino con el amor y la sabiduría que tanto aprecia en vosotros el pueblo. Espero no tener que volver, y que sepáis retransmitir mi mensaje, os quiero".

Tras esto, la ballena volvió a convertirse en el precioso puente de oro que un día había existido para que ambas islas estuvieran unidas... Se dice que, si te paras a contemplar desde el puente, todavía notas la energía de la ballena y el amor de los príncipes.

FIN

DEDICADO A VANESA, QUE DESPUÉS DE TANDOS AÑOS AÚN SIGUE RECORDÁNDO ESTE CUENTO QUE ME INVENTÉ PARA ELLA Y LE CONTABA TODAS LAS NOCHES PARA QUE SE DURMIERA.

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